El gran plató, la vida.

Creo firmemente que ante todo el cine debe transmitir. Debe expresar sentimientos, emociones, incomodar, gratificar, revindicar, protestar.... Pienso además que el séptimo arte es se centra cada vez más en ésto que cito, por encima incluso de contarnos una historia, digamos, de estructura "clásica".
Probablemente la película que mejor pueda abanderar éste "movimiento" sea de la que hoy hablamos.

'HOLY MOTORS'
de Léos Carax


¿Qué cuenta?
Permitidme que omita éste apartado por ésta vez. Mejor no saber nada sobre el argumento de ésta locura. No cuenta nada contándolo todo.


¿Qué es?:
La mayor locura, la mejor película y la cinta más polémica del año.


¿Qué ofrece?
"¿Qué es la vida? Un frenesí
 ¿Qué es la vida? Una ilusión
 una sombra, una ficción"


Tan sabias palabras recitaba Segismundo en su prisión en el momento álgido de la mítica obra de Calderón de La Barca, y en éstas palabras se podría resumir la filosofía de la película más estimulante del año.
'Holy Motors' es un experimento, una experiencia, un libro abierto y extraño, una carta de amor. Léos Carax ha "reventado" el cine tal y como lo conocemos, y eso no es malo en absoluto, presentándonos una película sin argumento fijo, sin personaje principal, un rompecabezas en el que las emociones predominan sobre la historia, un rompecabezas de diversas combinaciones, con distintos resultados, al que le faltan piezas. Estamos ante una película fea y bella al mismo tiempo, un alegato a la vida ¿o no?.


Y es que 'Holy Motors' nos habla de la teatralidad de la vida, porque en el fondo todos interpretamos un personaje, todos fingimos, nos renovamos, simplemente vivimos y vivir es interpretar, además la cinta es un manifiesto contra lo impersonal, las copias, contra ésta vida que cada vez se sume más en las rutinas y en la que cada vez hay menos acción. Pero no estamos ante un testamento, ni ante una película deprimente, porque 'Holy Motors' es una de las películas más vivas y más vitales en mucho tiempo.

Denis Lavant ofrece una interpretación (¿sólo una?) magistral, cual camaleón capta la esencia de cada personaje, o, mejor dicho, ES la esencia. A Lavant lo acompañan una serie de secundarios, de "víctimas" de la interpretación. Una maravillosa Kylie Minogue nos otorga la mejor escena que he podido ver en el cine de éste año, un número que destila pasión, dolor, melancolía, belleza.
Eva Mendes representa la vanidad, la belleza, las modas y con las modas las rutinas. Edith Scob interpreta un personaje tan perturbador como complejo, el destino que nos guía. El chófer de la vida.

Pero la magia de una película como ésta reside en no entenderla, en disfrutarla, sentirla. En dejarte hipnotizar, ¿qué más da lo demás?. Y es que la vida está llena de preguntas, y 'Holy Motors' no te las va a responder, pero, a veces, es mejor no saber.

Te gustará porque...
Porque es una sentida carta de amor al cine, al teatro de la vida. Porque resulta maravillosamente bella siendo, por momentos, tan horriblemente fea. Porque pocas películas se te quedan grabadas de esa manera en la retina. Porque hipnotiza.

Puede no gustarte porque...
Por lo radical de su propuesta. No es un plato de digestión fácil y si no entras la encontrarás un sinsentido.

Las escenas para el recuerdo...
Sin duda la maravillosa escena inicial, ese final que acaba de descolocarte y de volverte loco y, ante todo, el tramo con Kylie Minogue. Sublime.

La Llave Azul otorga a 'Holy Motors' un 9,5 de nota


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