2013: El año que vivimos cinematográficamente.

El 2013 según... Miguel
redactor de La Llave Azul | Madrid

Otro año más que se va y aunque este 2013 ha tenido sus pocos más y sus muchos menos, la cantidad de regalos que nos ha dejado a nosotros, los amantes del séptimo arte, no han sido pocos.

Si tuviera que resumir mi año cinéfilo en pocas palabras, diría de una forma un tanto inconexa que mi 2013 cinematográfico lo conformaron vientos del Este, un poco de azúcar, pasta casera, un mechón azul sobre la cara, la crueldad del ser humano aplicada a una plantación de algodón, la luz de las estrellas en medio de una oscura agonía, martinis con una filigrana de limón, Julie London y su “Blue Moon”, figuras inmóviles, estatuas que contemplan los movimientos de una pareja alrededor de un salón, testigos mudos de su amor, la inmensidad del océano en el techo de una habitación, una hamaca frente al Coliseo romano, un angel de nieve el día de año nuevo, la sensación de ser infinitos y, ¿por qué no? Greta Gerwig cruzándole la cara a la hija de Meryl Streep porque es “super-fun”.

Después de hacer mi Top 10 para La Llave Azul me di cuenta de que no había podido incluir todas las películas que me marcaron durante 2013 por diversos motivos (olvidos básicamente, yo soy así). Así que este resumen/balance del año me viene de maravilla para explicar por qué 2013 ha sido un año mágico para mí en el terreno cinematográfico.



La clasificación de mis películas favoritas de este año tiene en su punto álgido a Al encuentro de Mr.Banks, película que narra el difícil proceso de adaptación del film de Disney Mary Poppins. Mr.Banks es una incontestable joya en cualquier aspecto posible. Para mí, se trata de una auténtica declaración de amor a la figura de P.L. Travers, la autora de Mary Poppins, la obra literaria original; la disculpa que la compañía le debía por la “indebida apropiación” de su única salvación durante su traumática infancia. El halo de emoción, dulzura y tristeza que rodea a éste largometraje es aplastante e imposible de olvidar. Determinadas frases, gestos y miradas de una maravillosa Emma Thompson en el papel de Travers se quedarán grabados en mi mente durante mucho tiempo.

Y no puedo hablar de “persistencia en la retina” sin mencionar mi segunda película favorita del año y uno de los films más duros que he visto en mi vida. 12 años de esclavitud es desgarradora hasta puntos inconcebibles, además de contar con las mejores interpretaciones masculinas del año (Chiwetel Ejiofor). La brillante dirección de McQueen consigue encontrar lo poético en el más profundo dolor, y eso, señores, es de levantarse y aplaudir. Por mucho que se diga lo contrario, a veces es necesario ir al cine a sufrir. Porque el sufrimiento implica aprendizaje y el respeto del señor McQueen no implica la supresión de la denigración propia de la esclavitud.



2013 también ha sido el año en que gracias a esta web tuve la oportunidad de cubrir mi primer festival de cine. Además de una experiencia mágica en la que conocí y "desvirtualicé" a personas increíbles, San Sebastián también trajo consigo cuatro de mis películas favoritas de este año.

¿Cómo podría describirse 2013 sin hablar del prodigio cinematográfico que supone La vida de Adèle? La interpretación de Exarchopoulos, el gusto de Kechiche por lo visceral y su forma de recrearse en la belleza de la cotidianidad. La realidad de Adèle me impactó como ningún otro film que haya visto este año. Una montaña rusa de emociones durante 3 horas que pasan en un suspiro.



Después llegaron Gravity y De tal padre, tal hijo, dos apuestas completamente diferentes pero igual de maravillosas. La primera consiguió trasladarme a la terrorífica inmensidad del espacio cortándome la respiración durante todo su metraje y conmoviéndome, al mismo tiempo. Asimismo, Koreeda me destrozó con su nueva incursión en el terreno de la infancia. Además de un fresco sobre la dificultad de la paternidad, De tal padre, tal hijo es para mí un alegato de la paradójica madurez infantil frente a la estupidez que cada vez asola a más y más adultos.

Por otro lado, el poso que me dejó Enemy (estreno en salas el 28 de febrero) todavía no se ha desvanecido y el halo kafkiano que la rodea es extremadamente perturbador. La brillantez e inteligencia de la dirección de Villeneuve merece todos los reconocimientos posibles y su final quizás te mantiene despierto durante semanas.



2013 fue también el año en que uno de mis directores favoritos regresó a la superficie después de varios años totalmente hundido. Es curioso que Woody Allen y su Blue Jasmine me hicieran pensar tanto en la vida. La película, disfrazada de comedia, es de una tristeza y melancolía pasmosas que puede equipararse a los retratos de depresión de Lars Von Trier o Jane Campion. Siendo este año tan potente en el terreno de la interpretación femenina, el primer puesto lo ocupa Cate Blanchett, que logra lo imposible: que el espectador empatice con un personaje tan despreciable.

La oscuridad de los sentimientos humanos también rodea a La caza, pero de una manera muy distinta. El film de Vinterberg es una exploración del poder de las mentiras y de la capacidad de éstas para destruir a un solo hombre. Aunque es difícil de ver, La caza es imprescindible para cualquier cinéfilo por ser un prodigio en términos técnicos y sobre todo narrativos.



Por otro lado, las adaptaciones de novelas que llegaron este año no fueron pocas, pero he de decir que solo tres forman parte de lo mejor de 2013: la enésima adaptación de Anna Karenina por el británico Joe Wright es una apasionante, bellísima y arriesgada pieza visual. Puro arte hecho celuloide. Wright, con su particular estilo, es capaz de capturar el espíritu de la novela y trasladarlo a la pantalla de forma que casi tienen más importancia para la historia las imágenes que los diálogos. Además Keira Knightley brilla como nunca.

Si Las ventajas de ser un marginado ya era un libro brillante, su adaptación cinematográfica refuerza su poderío en especial gracias a la elección de un elenco perfecto y a la sensibilidad de la dirección de Stephen Chbosky, esencial para llevar a la pantalla un tema tan crudo como es la adolescencia. Y aunque precisamente “adolescencia” sea lo primero que uno piensa al referirse a la saga de Los juegos del hambre, lo cierto es que este año, Francis Lawrence ha conseguido con la segunda parte de la franquicia elevar la saga a un nivel mucho más adulto y maduro. En llamas, además de ser un filme completamente adrenalítico, contiene un comentario político y social de una brutal fiereza que atraerá a los más jóvenes admiradores de la saga a temas que conciernen de una manera muy directa a nuestra sociedad contemporánea.



Y qué distinta es La gran belleza a todos los films anteriormente mencionados. Me gusta pensar en ella como un pastel enorme formado por capas que el espectador debe ir retirando para encontrar cada vez un sabor más dulce. El viaje de Jep por las calles de Roma está plagado de referencias cinematográficas, antiguas estrellas e icónicos lugares, además de una serie de historias conmovedoras, desternillantes o perturbadoras. Es grandiosa, épica y al mismo tiempo pequeña e intimista.

E intimista es precisamente la última película que he visto en 2013 y que sin duda merece ocupar un hueco en este balance. Frances Ha es el fascinante relato de una chica algo diferente que intenta encontrar su hueco en el mundo. Además de contar con los momentos más desternillantes de este año, la película de Noah Baumbach es un encantador, mágico y conmovedor regalo, con un gran poder inspirador y motivante, diálogos fantásticos y una actriz sensacional.



A falta de ver algunos de los estrenos que ya han pisado terreno estadounidense y que forman parte de mi lista de películas más esperadas de 2014 (Her, El lobo de Wall Street o La gran estafa americana), y también mencionando obras maestras de la talla de The Master o La noche más oscura que ocuparon puestos importantes en mi top de 2012 a pesar de aterrizar en salas españolas este año, puedo decir que 2013 ha sido un año fantástico en cuanto a cine se refiere. Desde estrenos patrios de tanta calidad como La gran familia española o La herida hasta las apuestas americanas favoritas para los Óscar, pasando por el fantástico cine europeo de autor que hemos podido ver a lo largo de este año…

2013 no le han faltado producciones arriesgadas y a pesar de las dificultades por las que está pasando el séptimo arte en nuestros tiempos, resulta emocionante ver cómo las compañías siguen apostando fuerte y que la calidad no solo no ha descendido, sino que no hace más que crecer. Solo nos queda esperar que 2014 sea incluso mejor en este aspecto.

Que no nos quepa la menor duda: lo será.

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