Una vuelta-atrás para un paso adelante.

DreamWorks vuelve a la carga dispuesta, con Pixar en fuera de juego y escasez de proyectos relevantes en el horizonte, a conquistar el año cinematográfico en el ámbito animado. La primera de las tres obras que estrenarán este 2014 llega éste fin de semana a nuestras pantallas y se trata de la adaptación de un clásico animado de la pequeña pantalla: Las aventuras de Peabody y Sherman promete diversión didáctica al abordaje de la taquilla.




Tras Los Croods y Turbo (la primera uno de los mayores éxitos de la historia de la compañía), los estudios de animación de DreamWorks vuelven a la carga con su nuevo trabajo. Basada en los personajes del clásico show Peabody's Improbable History, Las aventuras Peabody y Sherman es su primera película en 2014.



Para quien no sepa de qué estamos hablando, Mr. Peabody es un perro parlante y el ente vivo más inteligente del planeta que decide adoptar a un joven huérfano, Sherman, cuando la fortuna cruza sus caminos. El eje de sus aventuras es la relación (cuasi)paternal entre Mr. Peabody y Sherman y la sucesión de inventos diseñados por el talentoso perro.



En esta ocasión, los problemas dan comienzo cuando Sherman empieza a ir al colegio. Durante su primer día de clase, el hijo adoptivo de Mr. Peabody entra en una pelea con una compañera, Penny, tras burlarse ésta de él por el hecho de que su padre sea un perro. Furioso, Sherman responde agresivamente a la chica poniendo así en peligro su estancia en el centro académico y, sobre todo, la custodia legal de su padre, que verá cuestionada su capacidad para educar a un niño humano. Para tratar de arreglar la situación, Mr. Peabody monta una cena en la que reúne a los padres de la niña y a la funcionaria pública que le amenaza con quitarle a su hijo. Lo que a priori parecía bajo control se verá patas arriba en una serie de disparatadas aventuras cuando Sherman y Penny pongan en uso una de las últimas creaciones de Mr. Peabody: el vuelta-atrás, la particular máquina del tiempo de este perro inventor.



Precisamente será dicho artilugio uno de los platos fuertes del planteamiento de la trama, dando lugar a descacharrantes situaciones e ingeniosas paradojas espaciotemporales. Un encuentro con Leonardo da Vinci en la Florencia renacentista mientras retrata a la Gioconda o la inmersión en el Caballo de Troya durante la invasión de los griegos son algunos de los mejores momentos de la película, pero hay más: el París de la Revolución Francesa, el Antiguo Egipto de los faraones… En definitiva, un cúmulo de paradas en este viaje por la Historia de las que los guionistas saben exprimir sus posibilidades cómicas con inteligencia y en algunos momentos incluso brillantez: Hay escenas que demuestran verdadero ingenio a la hora de aprovechar las referencias históricas (desde las más conocidas hasta guiños al espectador más ducho en el tema que supongo pasarán desapercibidas por el público infantil) consiguiendo arrancar las carcajadas de la platea.



Las risas, por tanto, están aseguradas. Sin embargo, es posible que la minuciosa planificación cómica de cada escena no deje espacio para que penetre la parte más emocional del relato haciendo que la trama resulte algo mecánica y rígida. Da la sensación de que la resolución al conflicto paterno-filial entre Mr. Peabody y Sherman no consigue un clímax satisfactorio a la altura del resto de la película, quedando algo asfixiada por el resto de elementos. La incapacidad para tocar la fibra sensible del espectador es la responsable de que la película no deje huella en su corazón; no obstante, sí consigue esbozarle una sonrisa y estimular al niño que lleva dentro, algo nada despreciable.



Las aventuras de Peabody y Sherman no es una película redonda y aún queda lejos de las grandes hazañas de Pixar (Up!, Ratatouille, Wall-E, Brave…), el espejo en el que DreamWorks Animation se debe mirar, pero sí supone un (ingenioso y original) paso adelante en su trayectoria.

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